Volver a confiar en la vida (aunque todavía duela)
A veces la vida se siente como una traición. No hace falta una gran tragedia. Basta con pequeños golpes, acumulados, que van apagando la luz. Una promesa que no se cumple. Un amor que no cuida. Un cuerpo que no responde. Un sueño que no llega. Un padre que nunca estuvo. Una madre que no supo.