Desprogramarme: lo que aprendí no siempre es lo que elijo
Hay frases que una repite toda la vida sin darse cuenta. “Primero los demás”, “mejor callar”, “ser fuerte es no necesitar a nadie”. Y por repetirlas tanto, te las crees. Te las tatúas en el alma como si fueran tuyas. Pero un día… ya no. Un día te das cuenta de que esa forma de vivir ya no encaja. Y no porque estés fallando, sino porque estás despertando.