Explora el camino hacia una vida profesional más significativa y alineada con tus valores.


En el blog de IFA, compartimos recursos, consejos y experiencias para mujeres ejecutivas que buscan hacer una transición hacia el coaching, redescubrir su propósito y alcanzar un equilibrio entre su carrera y bienestar personal.

Últimos posts

Nadie va a salvarte (y eso es una buena noticia)

Nadie va a salvarte (y eso es una buena noticia)

Nadie va a salvarte (y eso es una buena noticia)IFA
Published on: 07/07/2025

Entraste a esa formación con ilusión. Buscabas una respuesta, un alivio, un cambio. Y quizás lo encontraste. Por un momento. Pero después… todo volvió. Y te preguntaste: “¿Será que no hice bien el proceso?” “¿Será que esta formación no es para mí?” “¿Será que aún no estoy lista?” Pero la verdadera pregunta es otra: ¿Esperabas que alguien más te transformara?

No estás atrasada: estás en tu propio tiempo

No estás atrasada: estás en tu propio tiempo

No estás atrasada: estás en tu propio tiempoIFA
Published on: 30/06/2025

Te dijeron que a los 30 deberías tenerlo claro. Que antes de los 35 ya deberías tener casa, familia, estabilidad. Y si no lo conseguiste, algo hiciste mal. Te “quedaste atrás”. Pero la verdad es que ese reloj nunca fue tuyo.

Estás esperando a estar bien… y mientras tanto, no vives

Estás esperando a estar bien… y mientras tanto, no vives

Estás esperando a estar bien… y mientras tanto, no vivesIFA
Published on: 23/06/2025

¿Cuántas veces te has dicho esto? “Cuando me centre, empiezo…” “Cuando supere esto, ahí sí me lanzo…” “Cuando esté mejor, entonces ya me animo…” Y mientras tanto, no decides. No te mueves. No vives. Te escondes detrás de un proceso eterno de “sanación”. Porque crees que necesitas estar bien del todo para merecer algo bueno. Pero eso es mentira.

Suelta, o acabarás rompiéndote tú

Suelta, o acabarás rompiéndote tú

Suelta, o acabarás rompiéndote túIFA
Published on: 16/06/2025

No es la vida lo que te pesa. Es todo eso que sostienes para que no se note que estás agotada. Esa sonrisa ensayada, esa agenda apretada, ese “yo puedo con todo” tatuado en el alma. Ese miedo a que, si sueltas, todo se derrumbe. Incluyéndote a ti.