Tu cuerpo no se rindió: solo está pidiendo que vuelvas a escucharlo
Hay un cansancio que no se quita durmiendo. Un cansancio que no nace del cuerpo, sino del alma. Y si eres madre, probablemente sabes de qué hablo. Es ese agotamiento silencioso que aparece, aunque hayas dormido bien. Aunque tu casa esté ordenada, los niños tranquilos y el día “salga bien”. Aun así, algo en ti se siente pesado, lento, como si faltara algo esencial que ya no sabes nombrar.


