Volver a mí: el viaje silencioso del reencuentro
Perderse no siempre se siente como perderse
A veces una se aleja de sí sin darse cuenta.
No hace falta un trauma nuevo ni un gran quiebre.
Alcanzan los días en automático, las obligaciones que pesan más que el cuerpo, los años de sostener a todos menos a una misma.
Un día te miras en el espejo y no sabes bien qué estás mirando.
No es que estés mal. Pero tampoco estás bien.
Es como si te hubieras ido sin darte cuenta.
Cuando estar para todas se vuelve una forma de desaparecer
Nos enseñaron que estar disponibles para los demás es un valor.
Ser buena hija. Buena madre. Buena amiga. Buena profesional.
Y sí, es hermoso cuidar a otros.
Pero, ¿qué pasa cuando ese cuidado se transforma en un exilio de nosotras mismas?
Hay muchas mujeres que, como yo, pasaron años funcionando, cumpliendo, sobreviviendo.
Y lo hicieron bien. Con valentía. Con amor.
Pero pagaron un precio: se desconectaron de sí.
No sabían qué querían.
No sabían qué les gustaba.
No sabían ni siquiera qué necesitaban.
Solo sabían seguir.
Volver a una misma no es un acto glamuroso
No hay música épica ni pancartas que digan “lo lograste”.
Volver a una misma, al principio, es incómodo.
Te encontrás con todo lo que escondiste debajo de la alfombra.
Con la tristeza que tapaste con productividad.
Con el enojo que disfrazaste de paciencia.
Con la culpa, esa vieja conocida.
Pero también, si te quedas…
Te empiezas a encontrar con algo más: una voz.
Suave, sí.
Pero firme.
Esa voz que siempre estuvo. Solo que nadie la había escuchado en años. Ni siquiera tu.
Algunas señales de que estás volviendo a ti
Empiezas a darte cuenta de cuándo estás cansada.
Dejas de decir que sí por compromiso.
Empiezas a preguntarte si algo te hace bien antes de hacerlo.
Te incomodan los lugares donde antes te anestesiabas.
Empiezas a registrar tu cuerpo, tus emociones, tus pausas.
¿Y si no sabes cómo volver?
No hace falta tener un plan.
Solo hace falta intención y escucha.
El camino no es lineal.
Habrá avances y retrocesos, días de claridad y días de caos.
Pero cada pasito en dirección a vos es un acto sagrado. Te lo juro.
Preguntas para empezar
¿Hace cuánto no haces algo solo porque te da placer?
¿En qué momentos te sientes desconectada de ti?
¿Qué parte tuya necesitas volver a escuchar?
Escríbelo, háblalo, nómbralo.
El reencuentro empieza por reconocer que quieres volver.
Este blog marca el inicio de una nueva etapa
Una etapa en la que no se trata de hacerlo todo perfecto.
Sino de volver a ti, un paso a la vez.
Y si sientes que necesitas compañía en ese camino, aquí estoy.
Este espacio, este blog, este proyecto…
Nacieron también de mi reencuentro conmigo misma.
Nos seguimos leyendo.
—
Lola
Fundadora del Instituto de Formación Alternativa
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