Volver a mí: el viaje silencioso del reencuentro
Perderse no siempre se siente como perderse A veces una se aleja de sí sin darse cuenta. No hace falta un trauma nuevo ni un gran quiebre. Alcanzan los días en automático, las obligaciones que pesan más que el cuerpo, los años de sostener a todos menos a una misma. Un día te mirás en el espejo y no sabés bien qué estás mirando. No es que estés mal. Pero tampoco estás bien. Es como si te hubieras ido sin darte cuenta.